¿Qué futuro nos aguarda en el mercado de la electricidad?

Por Soledad Montero, socia de @ZencerCoop y activista de la Px1NME.

Mix comercialización Zencer 2015

Afortunadamente, hemos pasado ya la etapa de la discusión de si tenemos que transitar a un modelo energético libre de combustibles fósiles. Desgraciadamente el cambio climático es tan evidente, que nadie se atreve ya a discutirlo. Además, las tecnologías renovables son tan competitivas en la actualidad que incluso ya aventajan económicamente a las convencionales (sin subvenciones y sin contabilizar los inconvenientes de la contaminación).

Así que no hay motivo para que esta transición energética de combustibles fósiles a energías no contaminantes no se produzca. Pero no se puede hacer de cualquier manera. Hay dos corrientes de pensamiento opuestas:

  • Por un lado, estamos los que pensamos que es la oportunidad de introducir en el sistema eléctrico la generación distribuida, gracias a tecnologías como la fotovoltaica y la minieólica, utilizando la red eléctrica como una gran batería colectiva. Este sistema nos permitiría un desarrollo más democrático y descentralizado de la producción, puesto que se podría generar la energía allí donde se necesite, y evitaría muchas de las pérdidas que se producen en el transporte y la distribución.
  • Por otro lado, están los que temen que los consumidores (hasta ahora considerados “clientes cautivos”), puedan producir parte o toda su electricidad.

El mercado eléctrico actual está estructurado de modo que a los consumidores se nos da todo hecho de manera sencilla (aunque esto no solo ocurre en el ámbito de la energía). Si quieres electricidad o gas sólo tienes que solicitarlo, pagar y pulsar el interruptor. Nada más. Tú no tienes por qué entender de donde procede ésa energía, ni porqué pagas lo que pagas. De hecho, para algunas empresas cuanto menos sepas, mejor, porque un consumidor informado siempre reclama más, exige más y “molesta” más a sus objetivos empresariales.

Recuerdo que en la presentación del último informe de pobreza energética de la Asociación de Ciencias Ambientales, escuchaba a un representante de Endesa contar, que la tendencia es ir a la tarifa plana “bien entendida”, gracias a las energías renovables, de la misma manera que en la telefonía móvil. Y nos recordaba cómo antes pagábamos el servicio telefónico por pasos o por minutos, y ahora se “disfruta” de todo el tiempo que desees, con la única limitación, de la capacidad de infraestructura que la operadora pueda ofrecernos. Este ejemplo le servía para explicar, que igual ocurrirá con la energía y que cuando no existan combustibles, el sol y el viento estarán ahí y son “gratis”, así que pagaremos una tarifa fija por la conexión, y podremos tener toda la energía que la red sea capaz de proporcionarnos, ¿no es, en teoría, maravilloso?

La verdad es que a mí no me lo pareció. ¿Qué tarifa fija? ¿Y los costes del sistema? ¿Cuáles serían? ¿Quién y cómo los fija? ¿Fomenta eso la eficiencia energética? ¿Nos beneficiaría a los consumidores, o seguiríamos como hasta ahora, siendo meros pagadores de un sistema opaco y desconocido? Os recuerdo que aún estamos esperando la devolución de los 3.400 millones de euros, cobrados de más por las compañías eléctricas en concepto de CTCs (Costes de Transición a la Competencia) tras la supuesta liberalización del mercado eléctrico del año 1997. También tendríamos que recordar que se solicitó al Congreso una auditoría del famoso déficit de tarifa, que debemos a las eléctricas todos los consumidores y que ningún partido político apoyó.

Estamos hablando de un bien esencial, cuya demanda ha bajado considerablemente debido a la crisis económica y al aumento de la pobreza energética. Pero incluso a pesar de ello, las grandes empresas eléctricas no han conocido los efectos de la crisis, y es más, han visto incrementar sus beneficios económicos para satisfacción de sus accionistas. Este también es el caso de REE, empresa semipública que incluso cotiza en bolsa.

Creo que aquí se olvida que el nuevo modelo energético no es sólo un cambio tecnológico, sino también una transformación más justa, que permita al consumidor ser el verdadero centro del sistema. La energía es un derecho básico, no “un producto” con el que poder especular económicamente. Es de todos y para todos, y todos deberíamos poder participar de ella.

 

¿Pagas tu electricidad para producir CO2 y basura nuclear? ¿o ya estás pagando a una empresa de electricidad limpia?

Este artículo ya fue publicado con anterioridad en blog sostenible

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